Vinos sencillos que emocionan

Hay vinos que no esperas que te sorprendan y, acaban emocionándote.

Hay personas que, sin querer hacer grandes vinos, consiguen transmitir su pasión, su esfuerzo y la cultura de un territorio en una botella de vino. A eso, normalmente, se le llama terroir; pero, si quienes lo consiguen de una manera humilde y sin pretensiones, no son reconocidos enólogos, ni tienen bodegas diseñadas por aclamados arquitectos, ni sus etiquetas aparecen en las revistas más prestigiosas… difícilmente sus vinos lleguen a ser un referente, pero lo bueno es, que tampoco lo pretenden.

Nacho González de La Perdida en Valdeorras y Juan José Moreno de Microbodega del Alumbro en Tierra de vinos de Zamora, son dos claros ejemplos de viticultor/productor, implicados con un territorio. Su implicación va más allá del vino. Recuperar viña vieja de variedades poco productivas, pero autóctonas, elaborar sin productos enológicos para que el vino exprese autenticidad, arriesgarse a que el mercado globalizado del vino no los entienda, no siempre es tarea fácil.

Aquellos que cuando bebemos, vemos lo que hay detrás de cada botella, ¡vamos a disfrutar como locos con sus vinos!

Éste 2015, Nacho y Juan Jose, tienen novedades.

La Perdida Rosado

Nacho González elabora un rosado pálido con palomino y con un 10% de garnacha tintorera, fermentado todo junto. La sencillez de un rosado de Galicia con espíritu mediterráneo, capaz de generar largas conversaciones.

 

Verdejo n1 Verdejo n2

Juan José Moreno, va detrás de la verdejo negra, (conocida en el Jura como trousseau). Prensada a puño en el cesto de la foto, ha elaborado 7 botellas, y le estoy tremendamente agradecida por haber abierto conmigo la número 6, la última que le quedaba.

He quedado impresionada por la elegancia y la expresión de éste vino, que seguro dará que hablar en cuanto Juan Jose vaya recuperando, a base de reinjertos año tras año y pueda producir algunas botellas más.

Elaborar vinos sencillos que son capaces de transmitir y emocionar, es una tarea reservada a aquellos que sienten la tierra en su piel y que la interpretan con respeto e inteligencia emocional.

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