Libertad de expresión del vino natural

    Legislar o no el vino natural, esa es la cuestión.

 

Hay un parte técnica fácil de explicar y de contabilizar que define el vino natural y se centra en el trabajo en bodega. Todos lo sabemos, incluso mis amigos que no saben nada de vino. No añadir sulfitos ni levaduras comerciales.

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De hecho es tan sencillo definirlo que desde la AVC -Associació Vinícola Catalana- en su reunión de abril de 2015, proponen al INCAVI un sello para identificarlo –ver documento más abajo-. De esta manera, quien en un futuro quiera indicar en sus etiquetas que su vino es natural, o paga a la entidad, que se habrá apropiado del nombre, o no podrá utilizarlo.

AVC Vins Naturals

Punto 2 de la reunión de «Grups Vins Ecològics. Vilafranca del Penedès, 15 d’abril de 2015, de l’Associació Vinícola Catalana»

Quizá la reflexión del AVC, sea defender al consumidor. No nos engañemos, tienen un interés comercial por encima de todo, con fines muy lucrativos, lícito, pero completamente opuesto a lo que, desde mi punto de vista, es el movimiento del vino natural.

Si se etiqueta, si se hace un sello de vino natural, perderá toda su esencia y su realidad, lo simplificará y condicionará a unos estándares comerciales, anulando toda capacidad inventiva y libre de la que disfrutan los productores de vino natural.

Los sellos empobrecen la creatividad de los que sin buscar, descubren y, sobre todo, homogenizan el gusto y minimizan la diversidad, además de omitir mucha información al consumidor.

    ¿Por qué no se preocupan y ocupan en pedir que se indique en la etiqueta todo lo que puede llevar el vino tecnológico? Sí, ese que gusta a todo el mundo y que esos mismos amigos a los que me refiero al principio, te dicen “es que hoy en día se hace buen vino en todas partes” ufffffff… Infórmate

    Entonces, ¿qué es el vino natural?

Es un movimiento independiente que nació en Francia durante la segunda mitad del s.XX en contraposición a la industrialización del vino.

Por encima de todo, el vino natural es un alimento, sano y terapéutico. No es un vino de cata, aunque a los profesionales, entendidos, foodies…, que nos han enseñado un sistema de cata como único y verdadero, nos cueste no catarlo según los parámetros aprendidos. Pero es un vino de beber, de compartir, un “vin de soif” que dicen los franceses.

Es otra realidad del mundo del vino, otro paradigma, y nos equivocamos cuando lo miramos y definimos desde el mismo prisma que los vinos tecnológicos, comerciales o industriales.

El movimiento del vino natural tiene condicionantes igual o más importantes que el propio vino y que no se resume en la bodega.

Máximo respeto a la tierra que trabajan, recuperación de variedades con métodos tradicionales, creación y mantenimiento de un tejido socio económico colaborativo, es decir, pagar y pagar bien. Construir biodiversidad, no destruir. Interpretar su entorno, recuperar patrimonio rural y vitivinícola. Devolver el paisaje. No se les añade ni quita nada, son vinos ricos, vinos libres, radicales, antisistema.

Honestidad, humildad bien entendida de los productores; no son camicaces, saben lo que hacen, tienen familia y conviven con sus circunstancias y necesidades.

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Por supuesto que hay fines lucrativos, la sociedad de consumo en la que vivimos es la que es, aunque algunos la viven en el lado más salvaje. La cuestión es que el beneficio económico no es su principal motivación, no tienen objetivos comerciales más allá de cubrir sus necesidades –que esas, sólo las sabe cada uno-, son auténticos y coherentes, y eso no es tarea fácil de conseguir.

Somos muy cortos de vista si no somos capaces de mirar y valorar un vino más allá de la botella. La cata subjetiva es imprescindible para sentir empatía y no criticar gratuitamente. Si catamos un vino natural igual que cualquier otro vino, seguro saldrá mal parado, pero es que quienes hacen vino natural, no lo hacen pensando en la cata, otra cosa es, que nosotros los catemos y nos empeñemos en interpretarlos según nuestra estructura contaminada de prejuicios.

Cuando compras una botella de vino, ¿te has parado a pensar que es lo que estás pagando?. Pues eso, pensemos…

2 Comments

  • Hola Clara, muy buena la nota, la compartimos desde nuestro lugar, Argentina. Ojalá podamos evitar, aquí y allá, que se institucionalice la certificación de vino natural, que como vos decis, lo contaminaría todo, como ya sucede con la certificación de orgánico Aqui en Argentina junto con el resto de America Latina somos muchxs lxs pequenxs productorxs y campesinxs que logramos la autocertificación en contacto directo con lxs comensales y bebedorxs. Si en algún momento viajas para aqui te esperamos con nuestros vinos Rosendos en San Rafael, Mendoza.
    Salud!!!!

    • Clara Isamat dice:

      Gracias por tu comentario Virgina y como tu, espero que, haya o no certificación de vino natural, los productores sigan sintiéndose libres para interpretar de la mejor manera posible, su entorno y sus características.
      Tomo nota para cuando viaje a Argentina, que espero hacerlo en un futuro próximo, ¡gracias por la invitación!
      Un saludo,
      Clara

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