La importancia del catador

By 14 mayo, 2014 Catas No Comments

  Lunes 12 de mayo por la mañana en Empuries, concretamente en la biblioteca de las ruinas de Empuries, rodeados de historia, de mar, con dos copas delante, una hoja de puntuación y unas 55 botellas de las bodegas adscritas a la D.O Empordà, tapadas con «adivinos» esperando a ser catados para puntuarlos como cada año, con motivo de la feria Arrels del Vi organizada en Sant Martí d’Empuries desde hace 7 años.

sumilleres

Grupo de sumilleres participantes en la cata Arrels del Vi 2014. Foto cedida por la organización

    Dom, Dominic Abernethy, tenía una pequeña tienda de vinos en Sant Martí d’Empuries  desde la que daba a conocer los vinos del Empordà y desde la que decidió en 2007 impulsar la feria Arrels del Vi para generar movimiento, dar a conocer y dar visibilidad a unos productores y a sus vinos poco conocidos incluso para el consumidor nacional, y es de agradecer que contara conmigo desde el principio para catar y hablar sobre los vinos del Empordà, igual que contó con otros muchos compañeros sumilleres de la zona.

Conferencia vinos del Empordà

Conferencia vinos D.O Empordà de 2009. Foto cedida por la organización

 

Volvemos a la biblioteca, lunes 12, 10.00am, cambios significativos desde el 2007:

  • Dom ya no tiene el Celler Petit, lo cerró el año pasado, aunque sigue organizando Arrels del Vi y en cierta manera sigue en contacto con el mundo del vino a través del corcho natural, aunque ahora en formato ¡tabla de surf!, ha cambiado el abre botellas por las herramientas necesarias para fabricar de manera artesanal tablas de surf con corcho, un proyecto arriesgado que le está entusiasmando.
  • Hay más sumilleres que participamos en la cata, en concreto 25.
  • Los vinos del Empordà ya son más conocidos que hace 7 años y en parte gracias a iniciativas como la de Dom.
  • Los vinos catados… pocos cambios, salvo contadas excepciones, eso sí, bajo el parámetro de cata de escuela, son vinos perfectos, como lo llevan siendo desde hace ya unos años.
  • Yo también he cambiado, aunque sigo abriendo botellas con el abridor que guardo en mi mochila y ya no en el bolsillo del mandil (delantal que usan los camareros) y me doy cuenta que mi percepción de la cata ha cambiado considerablemente.

 

Cata a ciegas con "adivinos"

Cata a ciegas de Arrels del Vi con «adivinos». Foto Clara Isamat

Ya hace tiempo que me planteo que mis parámetros de cata han cambiado, mi nariz y mi paladar se han modificado, han evolucionado, lo que antes eran defectos, ahora son características, lo que antes me emocionaba, ahora es infusión de madera, lo que antes era oxidación, ahora es una maravilla con la que disfruta mi nariz, lo que antes era un vino redondo, ahora es un vino aburrido… y así muchos más ejemplos.

    No quiero decir que mis parámetros de cata sean los correctos, simplemente es dónde me ha llevado mi aprendizaje en éstos últimos años, y la cata del pasado lunes me confirmo ésta evolución, noté que yo había cambiado, pero los vinos no, vinos que llevo catando desde hace años no parecen los mismos para mi, me planteo si deberíamos organizar las catas ya no tanto por las características de los vinos sino por estilo de catador, vinos que para unos son defectuosos, para otros pueden ser pequeñas joyas, si se trata de puntuar, el catador es más importante que el vino catado y puede valorar un vino maravillosos, imperfecto, ligero, con algo de carbónico residual y un poco de volátil, como imbebible y ponerle un 0 como una catedral y no se por qué, pero los catadores que valoramos esas imperfecciones, no somos capaces, o por lo menos yo, de suspender vinos perfectos, técnicos y faltos de alma.

    Me parece un error meter a todos los vinos en el mismo saco y bajo los mismos parámetros de cata, es más, me parece que ha llegado el momento de buscar nuevos fórmulas de puntuar los vinos en las guías, si es que queremos seguir aumentando nuestro ego desde el que decimos quién es mejor que otro, abro la puerta a un nuevo paradigma de la cata, una cata en positivo, sin defectos, sin miedos, explicando la realidad de cada vino desde la cata personal y reflexiva y luego… ¡que cada uno se beba el que más le guste! 

¡Salud!

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