Encontré a La Perdida de Nacho González

By 28 febrero, 2014 Anécdotas, Catas No Comments

Cuando se busca, se suele encontrar y cuando te buscan, te encuentran y te mandan La Perdida para que la encuentres…

la alegría es grande.

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Descorchando La Perdida 2012

Os cuento para que quede un poco más claro. Nacho Gonzalez se puso en contacto conmigo a través de Facebook para hacerme un pedido de mis adivinos, ya de por sí fue una buena noticia, pero la mejoró diciendo que aprovechaba la mensajería para mandarme la primera añada de su vino de garnacha y que por favor le diera mi opinión ¿se puede pedir más?, pues sí, debo confesar que es la primera vez que un productor me manda su vino directamente y me pide que le de mi opinión y eso, además de un placer, es un compromiso por mi parte y un acto de respeto.

Dicho esto, como comprenderéis, es difícil ser objetiva con la cata, algo que tampoco va conmigo, yo creo más en las catas subjetivas, pero en éste caso, cualquiera que valore el vino honesto y natural, seguro disfruta de La Perdida tanto como yo.

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La Perdida 2012

No se prácticamente nada de Nacho Gonzalez, se que vive en Orense, en el límite con el Bierzo, que es viticultor, elaborador, que le gusta compartir vinos con los amigos y organizar catas a ciegas con los adivinos, es apasionado de la viña, que es buen amigo de Alfredo Maestro Tejero y que La Perdida 2012 es su primera añada de garnacha de Valdeorras. No tengo ni idea del tipo de suelo que tiene la viña con la que elabora La Perdida, ni edad de las cepas, ni situación exacta, ni método de elaboración, ni siquiera si ha trabajado antes en otras bodegas o si tiene estudios de enología, viticultura u otros estudios enológicos, pero la verdad, tampoco me ha hecho falta.

La Perdida expresa con honestidad el suelo del que procede por encima de la fruta; aroma limpio e intenso, piedra de río, mineralidad, sensación terrosa, arcilla, hierbas de campo calentadas por el sol del atlántico, romero, flores lilas, le sigue la fruta roja fresca y una boca con paso estructurado acompañado con una buena acidez y un punto de carbónico residual que, desde mi punto de vista, le aporta la parte más amable que invita no solo a continuar bebiendo, sino a abrir otra botella. No se asoman reducciones, ni oxidaciones, ni frutas maduras excesivas remojadas en alcohol, lo que se percibe es viña por encima de todo y una elaboración sin intervenciones, sin aditivos.

La Perdida merece una visita a Valdeorras, aunque el viaje yo ya lo he hecho y aquí os dejo las huellas del camino

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¡Gracias Nacho! me quedo con ganas de probar futuras añadas de la Perdida y de sus hermanas.

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