Este fin de semana hemos estado de suerte, nos han dado las guías de lo que tendremos que beber y ver durante un año.
El sábado la lista de los vinos Parker llegó vía Facebook, twitter, whatsApp y otras vías de navegación y el domingo, de madrugada y previo pago para el que quiera verlo en directo, Oscar nos facilita el trabajo de decidir qué película ir a ver.
Mi reflexión no es tanto por los que puntúan, que sus gustos tendrán, y desde luego nada que decir a los que han salido premiados con 100, 99, 98… puntos parker o con 1,2 o 3 Oscars, más que felicitarles porque han conseguido un reconocimiento internacional que seguro irá bien, es más un pensamiento hacia la necesidad que tenemos de que nos digan lo que está bien o no en una sociedad falta de sorpresas y de gustos globalizados.
Admiro a aquellos que tienen la capacidad de dar un 99 y no un 98 a un vino, no querría ser yo la que tuviera la responsabilidad de catar 100 vinos al día sabiendo que mi opinión va a condicionar no solo la venta, la demanda y el precio de un vino sino que además, aquellos que no han llegado a unos 90 puntos se quedarán en el olvido de la gran mayoría de consumidores e incluso profesionales.
Mi conclusión es que es muy difícil abstraerse de las opiniones que marcan tendencia, no creer todo lo que dicen los expertos es un trabajo individual sin ningún reconocimiento más que el que quiera darse uno mismo, los gustos pueden ir cambiando, las experiencias modifican nuestra perspectiva y nos hacen tener nuestras propias opiniones que, en cuestión de gustos, son tan válidas como las de cualquier otro.
Dicho esto voy a seguir viendo a Ellen DeGeneres mientras bebo un vino 100 puntos Parker o mejor releo a Alice Feiring mientras bebo un vino de Laureano Serres con 85 puntos Parker… ufff qué difícil es tener que decidir sin que me digan qué es lo mejor.