Hace ya un tiempo leía un artículo de Josep Roca en el Magazine de La Vanguardia hablando de un vino de Laureano Serres de Vinyes Arrancades 2008. En su momento me angustiaba pensar que nunca podría beber ese vino de muy escasa producción, pero tuve la oportunidad de probarlo tiempo después y de la misma mano que la del artículo, en el Fórum Gastronómic de Girona 2011. Me quedé muy tranquila, pero la semana pasada me encontré con una historia similar.
Clair de Terre 2010 del gran Bernard Bellahsen del Domaine de Fontedicto en Languedoc, otro vino de viñas cansadas, viejas, que ya no producen lo suficiente pero que Bernard es incapaz de arrancar, simplemente las deja vivir sin pedirles nada más ni siquiera las quiere replantar. Viñas de Clairette y Terret que han dado lo mejor de sí y que las ha interpretado uno de los mejores durante una docena o más de añadas y que ya no dan más. Una ilusión poder haberlo disfrutado como disfruté aquella copa del Vinyes Arrancades, con la sensación de ser la última vez, como los que se despiden sabiendo que difícilmente se volverán a ver.
Clair de Terre 2010, intenso en nariz con frutas blancas maduras, miel, notas de evolución elegantísimas y una paso en boca sedoso, vivo, tenso y directo. Viñas viejas que lo han dado todo y yo que se lo agradezco.