La visita a Clos du Rouge Gorge, la tenía pendiente desde hacía tiempo y ha sido gracias a los amigos de Barranco Oscuro, Lorenzo Valenzuela y Luisa Chova, a los que me engancho a ellos de vez en cuando, que por fin he conocido a Cyril, la bodega y sus viñas en Latour de France.
Puerta de entrada a la casa/bodega de Cyril Fhal
El pueblo por sí solo merece una visita, por su simplicidad, humildad, sencillez, calles estrechas y puertas pequeñas, son el retrato de un pueblo que vive y trabaja en el campo, no hay bares ni restaurantes (de momento, porque parece que hay un proyecto muy interesante). El pueblo está rodeado de viñas y las calles, en vendimia, seguro huelen a vino.
La visita a las viñas y a la micro bodega la hicimos de la mano de Marc Lecha, «vitiviniciclista» implicado con Rouge Gorge desde hace más de 1 año, conocedor de la viña y del vino, amante de la naturaleza, de la libertad y aprovechador del tiempo del que ahora dispone para aprender junto a uno de los mejores productores del sur de Francia. También tenía yo ganas de conocerlo.
Viñas de Carignan de 1905
Así los cuatro nos fuimos a dar una vuelta por las viñas viejas que Cyril trabaja desde 2001, cepas de Cariñena de 1.905 plantadas en ladera y orientadas al norte, Garnachas de más de 60 años, además de la Cinsault plantada hará unos 40 años; total unas 5 has. tocadas por la tramontana, trabajadas manualmente y con una pequeña oruga con la que remueve la tierra de pizarra y arcilla.
Cuando Cyril llegó a Latour de France, ésta cabaña fue su casa. Ermitaño de la viña
Una vez ya en la bodega, justo habiendo catado de barrica el blanco de macabeo 2013, todavía con una madera marcada pero que apunta maneras y el Ubac también en foudre con una expresión frutal, terruño y delicadeza, apareció Cyril después de una dura jornada con los bancos, porque cuando uno lo tiene que hace todo, quiere decir que ¡lo hace todo!
Cyril Fhal y Marc Lecha en Clos du Rouge Gorge
- Cyril con Luisa
Cyril es un hombre tranquilo, amable, tiene una sonrisa permanente mientras habla, escucha, cata y se le ve tremendamente humilde y orgullosos de lo que hace y posee, apasionado y emocionado también con el proyecto de su futura bodega en medio de la viña.
Lo cierto es que estuvimos poco tiempo con él, pero el suficiente para entender que sus vinos son un reflejo de su vida honesta, seria y comprometida que tiene con su manera de entender el pueblo y las tierras de Latour de France que le acogieron en 2001 y que él a puesto en el mapa junto a otros elaboradores que hicieron el viaje al sur, en busca de viñas económicas, tierras de vino sin especulación, esperando que las interpretaran de la manera más auténtica.
