Celler La Gutina o como un apellido se fusiona con el paisaje

Resulta curioso que, algo que sentimos tan propio como nuestro nombre, nuestros apellidos, el nombre de nuestra casa o de nuestro pueblo, no nos pertenezca. Siempre habrá alguien más fuerte que se lo apropiará y lo exprimirá con intereses económicos.

Este es el caso de Barbara Magugliani y Joan Carles (no puedo ni siquiera escribir su apellido) del renombrado Celler La Gutina.

Cuántas veces hemos oído «el tiempo pone a cada uno en su lugar», pues bien, para Barbara y Joan Carles, ese lugar son Els estanys de La Gutina. ¡Afortunados ellos! porque como en la película Avatar, la naturaleza los ha adoptado y se los ha hecho suyos. Su apellido se ha fusionado de tal forma con el paisaje que su nombre se escribe ahora en las constantes e infinitas ondas del estanque de La Gutina.

Estanys

También es curioso pensar cómo uno de los apellidos más importantes y conocidos del panorama del vino español (tampoco voy a usar aquí su apellido), durante mucho tiempo, hizo un vino que en su momento tenía mucho reconocimiento, un tal Sangre de Toro, un vino elaborado con uva comprada por toda Cataluña, motivo también por el que el personaje al que me refiero, impulsó la D.O Catalunya, pero ese es otro tema… Resulta que parte de esa uva, en concreto la garnacha procedente de una viña viejísima y preciosa, junto al estanque de La Gutina, se la compraba al padre de Joan Carles.

Exactamente 10 años después, esa misma empresa familiar que elabora millones de botellas, tiene un imperio y bodegas por todo el mundo, le incomoda que Joan Carles y Barbara embotellen sus 7.500 botellas (este año 2016 muchísimas menos), con el nombre de la casa, su apellido, el del Mas de toda la vida de la familia de Joan Carles, que casualmente, es el mismo que el suyo.

En fin, que echo mano a otro refrán, no hay mal que por bien no venga, porque un apellido puede perderse con las generaciones venideras, pero el paisaje natural de la Albera, los dólmenes y menhires, los estanques de La Gutina, su riqueza, biodiversidad y armonía, se conservarán para siempre, ya sea en la madre naturaleza, como en la botella.

¡Larga vida al paisaje embotellado del Celler La Gutina!

* No te pierdas el vídeo Trompi en els estanys de La Gutina

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